El pecio Boreas.- Palamós (Gerona) 6 de Agosto de 1.993.- Anoche volví a soñar…, con mi amado Boreas y el mar…, y retomo el sueño donde lo dejé…, el recorrido fue rápido, no había mucho tiempo…, la cubierta creo que tenía unos 40 mts., y sin perder ni un minuto teníamos que ir ascendiendo para poder cumplir a tiempo con nuestras “obligadas” paradas de descompresión, en éste magnífico paseo recuerdo ver meros, sargos, escorporas y bancos de peces muy a menudo…, si hoy mis delicadísimos oídos me dieran una pequeña tregua y pudiera volver a bucear en el Boreas, probablemente podría quedarme más tiempo allí, en el año 1993 todavía buceábamos con aire comprimido, creo que ya había aparecido el Nitrox (pero entonces, sólo lo utilizaban los profesionales). Nitrox es una mezcla a medida del tipo de inmersión que se va a realizar, profundidad y tiempo que vas a estar, y así te evitas el tiempo y las molestias de las paradas de descompresión, así como las peligrosas secuelas que las micro burbujas de nitrógeno pueden dejar en tu organismo sí no has hecho algo bien…, que no son pocas…
Pero a mí no me supo a poco, ni muchísimo menos, recuerdo que empezamos a ascender por los cabos guías, despacio… hasta la primera parada, mi mirada no se apartaba del barco en el que acababa de estar…, ¿seguía sin creérmelo?, seguía mirando sin poder apartar la vista de esa chimenea fantasmagórica inundada y colonizada ya de vida, estaba como anestesiada, como si el tiempo se hubiera parado allí en ese preciso instante y fuésemos yo y el Boreas los únicos habitantes del planeta.
Seguimos ascendiendo, hasta la segunda parada, en esta ya era más difícil permanecer “anestesiada”, en esta cota había corriente y parecíamos todos velas agarrados a la cuerda con fuerza, para moverte lo menos posible de allí…, además de esquivar aletazos, brazos, piernas, incluso algún cabezazo de los compañeros que se unían a la parada, esta se me hizo “eterna” y ya por fin ascendimos a la última parada en la que también hay un poco de corriente , ya queda menos para salir del agua…, también esta parada es la de mayor duración y el aire de mi botella va disminuyendo considerablemente…, sigo sin poder apartar mi vista de la magnifica silueta del barco que nos acaba de “acoger” en sus entrañas, quiero fotografiar en mi mente este momento único e irrepetible y no quiero mirar hacia arriba, mientras pueda no…
Esa irreal sensación de seguir “volando-flotando” me acompañó durante días, ya en tierra firme…, después de ésta hice muchas inmersiones, algunas en otros barcos en otros lugares diferentes, hasta que mis tímpanos y mi otorrino dijeron que una más y me cargaba los tímpanos, pero la emoción y lo que sentí ese día no se volvieron a repetir, así que sólo espero que la fotografía mental que conservo de ésta experiencia no se me olvide y que cada vez que lo recuerde, lo haga con la misma emoción y alegría de aquel día. Nostalgia… quizá…, entonces el mar, mis compañeros de buceo…, llenaban mi vida y me sentía feliz, y hoy también me siento feliz haciendo otras cosas y encontrando magníficos compañeros de viaje en cada cota de esta fantástica aventura … ¡la vida!
Gracias a mi amado Boreas, al mar, y a tanta gente que sigue y seguirá amando, disfrutando y preservando los fondos marinos.
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