viernes, 30 de septiembre de 2011

Secretos inconfesables



En lo costoso que debe resultar levantarte cada día, preparar el disfraz correspondiente, ejercer tu personaje al milímetro con una vida inventada e intentar que nadie lo note, ni siquiera tú…

6 comentarios:

  1. A mí me pasa cada día.Me miro al espejo y digo:"Menudo idota está hecho el vecino que se ha empeñado en verme todas las mañanas a través de esta ventana".Al final le increpo:¡A la mierda!

    Bueno es una broma,una excusa para enviarte recuerdos,abrazos y besos.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, no me lo creo Francisco, pero solo con imaginarme el "A la mierda" has conseguido una carcajada del 10. Me encanta esa excusa, muchísimos besos a los dos.

    ResponderEliminar
  3. A todo se acostumbra uno, preciosa.

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias Juanjo, pero a esto no quiero acostumbrarme, me niego a tener entre mi gente a farsantes, encantadores de serpientes, que ni siquiera saben por dónde les da el aire.
    Besazos con patatas fritas.

    ResponderEliminar
  5. Pero es que ese disfraz que nos ponemos somos nosotros más que nosostros mismos.

    ResponderEliminar
  6. Tienes toda la razón querida Alma, somos más disfraces que otra cosa, pero eso también se puede cambiar. Un abrazote,

    ResponderEliminar

Buscar este blog